El distanciamiento social generado por el COVID-19 se convirtió en una oportunidad inmejorable para el desarrollo de las ventas online de productos y servicios en México.
El cierre de oficinas, museos, cines, instalaciones deportivas y centros comerciales, entre otros espacios públicos generó cambios en las actividades del comercio, mismos que se estima generen un incremento de 40% en tanto se da la reincorporación social.
Los pronósticos han llegado incluso a indicar que en 2 años, más del 30% del comercio se realizará a través de medios electrónicos.
La transformación obligada por la contingencia hizo que un número de retailers o comercios minoristas se incorporara al comercio electrónico para hacer posible la generación de ventas en línea, ante el aumento de consumo por este canal.
Sin embargo, la denominada presencia omni o multicanal (tiendas e internet) que ha venido ocurriendo en los últimos años, no la han desarrollado los minoristas y ante el aumento en la demanda de este canal de venta, no todos están listos para cumplir la oferta de valor que guía el comercio de este tipo.
El estudio COVID-19 Implicaciones para el Mercado Inmobiliario Mundial de la firma JLL indica que las cadenas minoristas con una infraestructura robusta para cumplir con las crecientes compras online y tengan mayor énfasis en el cambio a un modelo minorista onmicanal flexible, podrían ser beneficiados en lo inmediato y en el largo plazo.
Antes de la contingencia sanitaria, México era el segundo lugar en las ventas por internet en América Latina y el doceavo a nivel internacional, a partir del crecimiento anual a 2 dígitos que registró la nueva industria en los últimos años.
Si bien esta dinámica se ha venido atemperando, las tiendas online hicieron que el e-commerce en México incrementara hace 2 años, 35% su participación en el retal con ventas por 15 mil 200 millones de dólares, según la Asociación Mexicana de Ventas OnLine (AMVO).
El motivo principal de este impulso es la creciente participación de nuevas generaciones con capacidad de compra. El mismo reporte indica que 90% de los consumidores inicia la búsqueda de productos con el webrooming, es decir busca y consulta de precios en internet antes de efectuar compra física, 87% lo hace con el showrooming, es decir busca en internet después de consultar en la tienda física; y 83% lo hace vía el boomerooming, es decir buscar e internet, va a la tienda física a verlo y concluye la compra en línea.
Este patrón de hábitos de consumo ha cambiado en la fase de contingencia, no sólo en los tipos de productos que se adquirían al inicio del período a finales de marzo, sino la permanencia que se generará cuando los consumidores regresen a su lugar de trabajo o vida social.
Las marcas en sectores tradicionales como la moda, han entrado a un nuevo modelo de comercialización. Este negocio por ejemplo, basaba su operación en un modelo tradicional de dos etapas.
Por ello el COVID-19 se ha convertido en un acelerador del cambio de hábitos de consumidores que buscarán compras que además de buenos precios, cumplan con las reglas básicas de entrega a domicilio a tiempo, la optimización de tiempo que esto representa, así como la posibilidad de encontrar promociones distintas y descuentos respecto a lo ofertado en las tiendas físicas.